Manifestaciones oftalmológicas de una
patología sistémica
- Arteritis de células gigantes
La arteritis de
células gigantes (ACG) es una de las pocas emergencias oftalmológicas. Es una
vasculitis granulomatosa sistémica que afecta las arterias mayores. Normalmente
se ve comprometida la arteria oftálmica afectando el flujo sanguíneo en el ojo
y por lo tanto es una causa potencial de pérdida visual irreversible.
ACG es una forma de
vasculitis que afecta a mayores de 50 años, con un pico de incidencia entre los
70 y 80 años. Las mujeres se ven más afectadas que los hombres y es común en la
población del norte europeo. No se conoce con exactitud su pato etiología, pero
se cree que tiene una combinación de factores de riesgo genéticos y
medioambientales.
Su diagnóstico
clínico en un episodio agudo es difícil de determinar dado que no existe un
método diagnóstico rápido y simple. La ACG puede manifestarse de muchas
maneras. Aunque en principio constituye una vasculitis de las arterias
principales se ha determinado que puede afectar todo tipo de arterias.
Las formas de
presentación más comunes son la neuropatía óptica isquémica anterior
arteritica, oclusión de arteria retiniana central y parálisis del nervio
craneal.
Al revisar las
diversas forman de presentación y describir sus múltiples y, a veces atípicas,
manifestaciones oculares, intentamos concientizar a los profesionales sobre
esta patología. El pronto diagnóstico de ACG, seguido de tratamiento adecuado
puede minimizar la pérdida de visión.
Se realizó una
revisión de la literatura y se describen las distintas características oculares
y algunos de los hallazgos sistémicos que pueden asociarse con arteritis de
células gigantes.
Al ser una vasculitis
inflamatoria sistémica la ACG puede producir un amplio espectro de síntomas
isquémicos como dolor de cabeza, sensibilidad del cuero cabelludo, claudicación
de mandíbula, diplopía y pérdida de visión. La sensibilidad del cuero
cabelludo, claudicación de mandíbula o lengua y dolor de cuello son síntomas
fuertemente asociados a la patología. La claudicación de mandíbula también se
encuentra con mayor frecuencia en pacientes con compromiso ocular, lo que debe
alertar a los oftalmólogos.
Además del estado
inflamatorio generalizado, los pacientes con ACG pueden experimentar fatiga,
malestar general, fiebre, anorexia y pérdida de peso. La presencia de
polimialgia reumática, con síntomas muy parecidos debe alertar a los clínicos
sobre la posibilidad de ACG.
Aproximadamente uno
de cada 5 pacientes presentan síntomas o signos oculares únicamente y son
diagnosticados con ACG oculta. Estos pacientes suelen ser de mayor edad que los
pacientes con síntomas sistémicos. La prevalencia de manifestaciones visuales
en pacientes con ACG varía, pero en general se cree que uno de cada tres
pacientes con ACG presenta síntomas visuales.
Entre 10-30% de los
pacientes con ACG pueden presentar amaurosis fugax, asociada con un mal
pronóstico visual. Los síntomas visuales transitorios que preceden a la pérdida
permanente de visión afecta a 50-65% de los pacientes y aparecen dentro de los
8.5 días.
►Estos son algunos de las
manifestaciones oculares informadas en la literatura y sus correspondientes
procesos anatómicos:
♦ Neuropatía óptica isquémica anterior y posterior
La ACG afecta generalmente al ojo causando una isquemia del nervio óptico conocida como neuropatía óptica isquémica. La NOI anterior sucede cuando la cabeza del nervio óptico pierde suministro sanguíneo, mientras que la posterior es una isquemia del nervio óptico dentro del tracto intraorbital, intracanalicular o intracraneano. Sin embargo la forma más común de neuropatía óptica isquémica es la no arterítica, causada por patología microvascular.
La ACG afecta generalmente al ojo causando una isquemia del nervio óptico conocida como neuropatía óptica isquémica. La NOI anterior sucede cuando la cabeza del nervio óptico pierde suministro sanguíneo, mientras que la posterior es una isquemia del nervio óptico dentro del tracto intraorbital, intracanalicular o intracraneano. Sin embargo la forma más común de neuropatía óptica isquémica es la no arterítica, causada por patología microvascular.
El 80% de los
pacientes con ACG se ven afectados por neuropatía óptica isquémica arteritica
anterior. En su fase aguda, el disco se encuentra inflamado y pálido, con
frecuencia se ve afectado todo el disco, pero un tercio de los pacientes tienen
solo un segmento afectado. Los pacientes normalmente experimentan pérdida
repentina de visión y defecto del campo visual altitudinal. La tomografía de
coherencia óptica puede servir para diferenciar ACG de glaucoma, pero no en la
etapa aguda.
La NOIA posterior es
poco común en ACG. Existen pocos signos clínicos al momento de la pérdida de
visión, pero los pacientes posteriormente desarrollan atrofia óptica. Otras
pautas son la reducción de agudeza visual y visión de colores, función pupilar
anormal y defectos del campo visual, estas indicarían un episodio agudo de daño
del nervio óptico. La resonancia magnética puede servir en la fase aguda de la
NOI posterior, cuando no hay signos fundoscópicos. En ambos casos se debe
determinar con rapidez si la patología es arterítica o no arterítica.
♦ Isquemia coroidal
Es causada por obstrucción en la arteria cerebral posterior y sus ramas. En general no se advierten signos hasta más tarde en el proceso patológico. La angiografía fluoresceinica puede servir para diagnosticar. Una prueba electro diagnóstica puede ayudar a ubicar el lugar de la isquemia cuando la agudeza visual no coincide con las características clínicas. Esto indica una patología a nivel de fotorreceptores, epitelio pigmentario retiniano o nervio óptico.
Es causada por obstrucción en la arteria cerebral posterior y sus ramas. En general no se advierten signos hasta más tarde en el proceso patológico. La angiografía fluoresceinica puede servir para diagnosticar. Una prueba electro diagnóstica puede ayudar a ubicar el lugar de la isquemia cuando la agudeza visual no coincide con las características clínicas. Esto indica una patología a nivel de fotorreceptores, epitelio pigmentario retiniano o nervio óptico.
♦ Isquemia retiniana
Las arterias afectadas por ACG incluyen la retiniana central o arterias cilioretinianas. Muchos de los pacientes también tienen compromiso de la arteria cerebral posterior. Aunque hay anastomosis de capilares entre la circulación de la arteria retiniana central y la cerebral posterior, el flujo sanguíneo es insuficiente para evitar la ceguera que resulta de la obstrucción de cualquiera de ellas.
Las arterias afectadas por ACG incluyen la retiniana central o arterias cilioretinianas. Muchos de los pacientes también tienen compromiso de la arteria cerebral posterior. Aunque hay anastomosis de capilares entre la circulación de la arteria retiniana central y la cerebral posterior, el flujo sanguíneo es insuficiente para evitar la ceguera que resulta de la obstrucción de cualquiera de ellas.
La obstrucción de la
arteria cilio retiniana está más asociada a neuropatía óptica isquémica
arterítica anterior en casi 85% de los casos, debido a que se originan directa
o indirectamente de la circulación de la arteria cerebral posterior. Los
pacientes presentan palidez retiniana interpapolimacular con bordes blancuzcos.
La OCT puede revelar edema macular en la fase aguda y la angiografía
fluoresceínica confirma el diagnóstico.
Se han observado
puntos algodonosos en 30% de los pacientes con arteriris de células gigantes
que sufren pérdida de visión en la primera etapa de la patología. En la
práctica, la presencia de puntos algodonosos cualquiera sea su distribución o
mecanismo de formación, la obstrucción de arteria retiniana central o arteria
cilioretiniana debe alertar al profesional sobre posible diagnóstico de
arteriris de células gigantes.
♦ Isquemia del segmento anterior:
Es poco común en arteritis de células gigantes, pero ocurre con más frecuencia junto con síndrome isquémico ocular generalizado. Sucede cuando están comprometidas las arterias ciliares anteriores. La isquemia de dichas arterias puede provocar defectos de motilidad ocular.
Es poco común en arteritis de células gigantes, pero ocurre con más frecuencia junto con síndrome isquémico ocular generalizado. Sucede cuando están comprometidas las arterias ciliares anteriores. La isquemia de dichas arterias puede provocar defectos de motilidad ocular.
La isquemia aislada
del segmento anterior, si se detecta y es tratada rápidamente, tiene mejor
pronóstico que el compromiso posterior. Los primeros signos de isquemia del
segmento anterior son edema corneal. Queratopatía estriada, uveítis
anterior, precipitados queratiticos y edema conjuntival. Signos tardíos:
pupilas tónicas, hipotonía e iridis rubeosis. Lamentablemente, los primeros
signos no producen síntomas visuales y generalmente son pasados por alto en el
diagnóstico de arteritis de células gigantes.
La baja presión
intraocular o hipotonía ocular es poco común en la arteritis de células
gigantes, pero cierto grado de hipotonía, generalmente no detectado, es más
prevalente de lo que se reconoce. La hipotonía probablemente resulte de la
obstrucción de las arterias cerebrales. La hipotonía puede reducir la
profundidad de la cámara anterior y afectar la apariencia de la córnea. De no
presentarse signos posteriores comunes, debe investigarse la presencia de
signos o de isquemia en el segmento anterior. Esto puede proporcionar pistas
sobre el compromiso posterior y riesgo de pérdida visual permanente inminente,
por lo que es necesario el tratamiento urgente.
♦ Escleritis y queratitis ulcerativa periférica
La escleritis es poco común en arteritis de células gigantes, pero ha sido descripta en la literatura.
La escleritis es poco común en arteritis de células gigantes, pero ha sido descripta en la literatura.
Normalmente se la asocia con enfermedades
autoinmunes como artritis reumatoidea, lupus, sarcoidoisis,
etc. Causa dolor de
ojo, pero durante la noche, asociado con disminución de la agudeza visual. SE
ha descripto la presencia de queratitis ulcerativa periférica asociada a
patologías de los vasos menores como vasculitis ANCA.
♦ Anisocoria
Las anormalidades de la pupila en arteritis de células gigantes están generalmente asociadas con parálisis del tercer nervio craneal.
Las anormalidades de la pupila en arteritis de células gigantes están generalmente asociadas con parálisis del tercer nervio craneal.
La pupila tónica es
una complicación poco común de la arteritis de células gigantes, se caracteriza
por mala reactividad pupilar a la luz, constricción tónica y lenta y paresis
acomodativa. Se puede confirmar el diagnóstico mediante pilocarpina tópica que
causa una reacción hipersensible. Sin embargo, si el músculo del iris está
isquémico, puede no haber reacción a la prueba de policarpina.
♦ Oftalmoplegia:
15% de los pacientes con arteritis de células gigantes han informado diplopía, en la mayoría de los casos transitoria. Generalmente se la atribuye a parálisis de 3°, 4° y 6° nervio craneal.
15% de los pacientes con arteritis de células gigantes han informado diplopía, en la mayoría de los casos transitoria. Generalmente se la atribuye a parálisis de 3°, 4° y 6° nervio craneal.
Un pseudo tumor
orbital es poco frecuente en arteriris de células gigantes, pero puede
causar diplopía. El edema perivascular que acompaña la vasculitis produce
variados grados de inflamación del tejido blando orbital. Cuando la inflamación
está difundida, puede causar proptosis y oftalmoparesis, lo que se conoce como
pseudotumor orbital.
♦ Síndrome isquémico ocular
Implica una isquemia general del ojo que involucra ambos segmentos. Este síndrome secundario a arteritis de células gigantes es poco común, con solo unos pocos casos descriptos en la literatura y apunta a un curso maligno de la patología que indica el compromiso de múltiples vasos. Es fundamental su rápido reconocimiento y tratamiento.
Implica una isquemia general del ojo que involucra ambos segmentos. Este síndrome secundario a arteritis de células gigantes es poco común, con solo unos pocos casos descriptos en la literatura y apunta a un curso maligno de la patología que indica el compromiso de múltiples vasos. Es fundamental su rápido reconocimiento y tratamiento.
No existen biomarcadores específicos de la arteriris de células gigantes, por lo tanto, los antecedentes y examen clínico pueden guiar en el diagnóstico de un episodio agudo. El proceso de diagnóstico no es generalmente directo, no obstante un diagnóstico rápido y apropiado es esencial para tratamiento oportuno y prevención de morbidez significativa.
Un buen resumen;
gracias
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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