La vascularización de la córnea está muy relacionada con el abuso de las lentes de contacto debido a la hipoxia crónica provocada.
La neovascularización es generalmente benigna y aparece como un pannus corneal superior con vasos superficiales que se extienden 1-2 mm en la córnea.
Sin embargo, un crecimiento vascular profundo es también posible, de más de 2 mm del limbo, y plantean un riesgo potencial de hemorragia estromal, queratopatía lipídica, y la cicatrización consiguiente y opacidad. La vascularización corneal significativa es también una complicación de una variedad de condiciones inflamatorias, infecciosas y autoinmunes tales como queratitis intersticial, queratitis por VHS, daño químico, penfigoide cicatricial ocular, síndrome de Stevens-Johnson, queratoconjuntivitis (atópica, vernal, límbica y superior), y queratitis marginal estafilocócica.
El objetivo del tratamiento de esta vascularización de la córnea es causar la regresión y eliminación de los vasos sanguíneos anormales. Para los usuarios de lentes de contacto, el uso de éstas debe ser suspendido y después de que la córnea esté sana el paciente puede usar otra lente con una mayor transmisibilidad de oxígeno. Los esteroides tópicos pueden promover la regresión vascular, pero requieren un tratamiento a largo plazo para ser eficaz, y por lo tanto tienen el riesgo de causar aumento de la presión intraocular y la formación de cataratas. Otras opciones para los neovasos grandes o profundos son la fotocoagulación con láser de argón y la inyección subconjuntival de Avastin en el área adyacente a los vasos anormales. Los vasos de gran calibre puede ser particularmente difíciles de erradicar porque tienden a recanalizar con las terapias anteriormente mencionadas.
Seccionar los vasos cerca del limbo también puede tener éxito en los casos más graves. Este es un enfoque que han utilizado con éxito en pacientes con neovascularización superficial y en zona media del estroma. En el primer caso, se ha usado una aguja de 27 o 30g para interrumpir cada pannus en dos o tres lugares (para evitar la recanalización), mientras que para los segundos, el control de los vasos se hizo en profundidad del estroma con un bisturí de diamante fijado en 300 micras (en esencia, la creación una mínima incisión corneal relajante que no indujo ningún astigmatismo). En todos los casos, se obtuvo el consentimiento informado, preparación del paciente en una forma estéril, administración de antibiótico tópico antes y después del procedimiento, y prescripción de una semana con un antibiótico tópico.
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