En la consulta diaria vemos como se está
incrementando todo tipo de síntomas relacionados con un empobrecimiento de la
lagrima y de la superficie ocular.
Las lágrimas contienen sustancias
esenciales para la superficie ocular tales como el factor de crecimiento
epidérmico, vitamina A, factor transformador del crecimiento de fibroblastos b,
fibronectina y otras citocinas que están implicadas directamente en proliferación,
diferenciación y maduración de las células epiteliales de la superficie
corneoconjuntival.
El déficit de estas sustancias
compromete la integridad de la superficie ocular, dando lugar a la formación de
defectos epiteliales persistentes (DEP), úlceras crónicas , perforaciones
cornéales agudas, queratoconjuntivitis y complicaciones de ojo seco.
En el caso del ojo seco grave, hay
además un déficit de la capa mucinosa de la lágrima, normalmente secundaria a
un proceso de metaplasia escamosa. Esto hace que las lágrimas artificiales a
base de ácido hialurónico, povidona, etc., empleadas como tratamiento
sintomático no humecten adecuadamente la superficie ocular. Sin olvidarnos de
la infinidad de colirios de entidades paramédicas.
Como las sustancias de las lágrimas se
encuentran también en el suero sanguíneo ( nuestra lagrima es un ultrafiltrado
de nuestra sangre), se pueden obtener lágrimas “naturales” más humectantes y
capaces de regenerar la superficie ocular dañada, con la ventaja de que
proceden del propio cuerpo del paciente y se evita el riesgo de rechazo,
alergia o reacción de cuerpo extraño, así como evitar los conservantes.
La sangre se recogerá por punción
venosa en un tubo sin anticoagulante hasta un volumen final de 5-10 ml.
El suero se separa del resto de
componentes sanguíneos mediante centrifugación y se diluye en una solución
salina isotónica. La dilución más empleada es al 20%, por ser la que presenta
mejor viscosidad y mantener una concentración óptima de factores de
crecimiento.
El excipiente o diluyente empleado es
la solución de irrigación BSS. Se trata de una solución fisiológica equilibrada
e isotónica con relación a los tejidos oculares; en su composición entran los
iones esenciales para el metabolismo celular normal.
Cada ml de solución contiene: cloruro
sódico (6,4 mg), cloruro potásico (0,75 mg), cloruro cálcico (0,48 mg), cloruro
magnésico (0,3 mg), acetato sódico (3,9 mg), citrato sódico (1,7 mg) y agua
inyectable cs. Tiene un pH fisiológico de 7,6.
Otro procedimiento para obtener un
colirio autólogo se basa en usar el plasma, que se obtiene mediante
centrifugación de la sangre con un anticoagulante (citrato sódico 3,8%). Se
succiona el plasma que se encuentra inmediatamente sobre la serie roja, que es
la más rica en plaquetas. Así se consigue un plasma rico en factores de
crecimiento (PRGF).
Llevamos más de 15 años usándolo, y en
un porcentaje alto de pacientes (cerca de 78%) mejora la clínica y los signos
patológicos. Siempre nos apoyamos en una historia clínica “ad hoc” y en el
estudio de la lagrima del paciente.
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