Durante los meses de otoño e invierno,
las personas que padecen el síndrome de Sjögren o del ojo seco ven agravado
este trastorno debido a la baja humedad y a la sequedad ambiental generada por
la calefacción central. La falta de lágrimas para lubricar adecuadamente el
globo ocular puede provocar trastornos graves en el ojo y, en los casos
severos, pérdida de visión.
La cantidad de lágrimas que produce el ojo puede
variar en virtud del esfuerzo que realiza, si se encuentra en reposo o bajo
estrés, como ocurre durante la lectura. Entre los síntomas generados por este
trastorno destacan el dolor, enrojecimiento, disminución de la visión y la
sensación de que hay algún cuerpo extraño en el ojo.
El origen de la sequedad puede ser muy diverso. Así, la exposición al sol, el
viento, la suciedad y el polvo reducen la producción de lágrimas y esta pérdida
se hace más acusada conforme vamos envejeciendo. No obstante, la sequedad
también puede ser provocada por “algunos fármacos, trastornos oculares y otras
enfermedades sistémicas, como artritis reumatoide o lupus. También puede
deberse al efecto adverso de algunos fármacos”.
La lista de fármacos que pueden causar sequedad en los ojos es muy extensa e
incluye algunos hipertensivos, antidepresivos y sustancias empleadas para el
tratamiento de arritmias y la enfermedad de Parkinson. “Es importante saber si
la sequedad es consecuencia de esas enfermedades y en ningún caso se deben
abandonar estas terapias. Una vez determinado el origen, el especialista podrá
determinar el tratamiento más adecuado”.
Por otra parte, en invierno los sistemas de calefacción central empeoran la
sequedad asociada a los ambientes secos o muy calurosos, por lo que “es
conveniente emplear un humidificador y mantener el filtro bien limpio”.
Para prevenir la aparición de sequedad se
pueden emplear gafas de sol para protegerse del exceso de luz y del viento,
utilizar lágrimas artificiales al menos cuatro veces al día o pomadas
especiales antes de irse a la cama. Es importante distinguir entre lágrimas
artificiales y otros colirios, que sólo ayudan a eliminar el enrojecimiento de
los ojos, y que suelen llevar vasoconstrictores, que pueden facilitar
hipertensiones oculares.
En los casos más severos, en los que aparecen erosiones y úlceras, se puede
realizar un implante de tapones lagrimales o tratamientos complejos, como el
implante de tejido de placenta. Por otra parte, la terapia hormonal sustitutiva
ha demostrado buenos resultados en el tratamiento de la sequedad en mujeres y
también es posible utilizar otras sustancias que aumentan la producción de lágrimas.
No
podemos obviar a los portadores de lentes de contacto y las alergias del otoño.
Esta época del año tiene sus singularidades, y entre ellas tenemos la sequedad
indicada, las blefaritis alérgicas y las infecciones víricas, todas con
tratamientos muy dispares.
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