La visión debe cuidarse durante todo el año, pero si hay una estación en la que debemos prestar especial atención a nuestros ojos y ser muy serios a la hora de tomar precauciones para protegerlos, esa es el verano. Desde el IMO queremos contribuir a que disfrutes del sol y de todas las refrescantes actividades que puedes llevar a cabo durante las vacaciones estivales con la máxima seguridad para tus ojos. Las medidas que deberías adoptar en esta época para cuidar la visión son tan simples como eficaces.
Bajo el sol: protege tus ojos tanto como proteges tu piel
El verano es la época de mayor radiación solar. Esto significa que los rayos ultravioleta (UV) tienen un índice especialmente elevado en esta estación, lo que se traduce en una mayor capacidad de producir lesiones en las áreas sensibles del cuerpo. Estos son los principales problemas que puede causar la exposicióna los rayos UV en los ojos:
Queratitis actínica
Aparece tras una exposición prolongada de los ojos al sol sin la protección adecuada.
¿Cuáles son sus síntomas? Dolor, fotofobia (intolerancia anormal a la luz), lagrimeo y ojo rojo. Estos síntomas suelen prolongarse durante uno o dos días y desaparecen sin dejar secuelas.
¿Cómo protegerse? Utilizando gafas de sol homologadas con filtros UV. Como protección adicional, especialmente en niños, también puede contemplarse el uso de una gorra con visera.
Degeneraciones conjuntivales
La más extendida es el pterigion, un crecimiento anormal de la conjuntiva sobre la córnea que se produce sobre todo por exposición solar y sequedad y que, en consecuencia, aparece más frecuentemente en personas que desarrollan actividades al aire libre. Se presenta como una zona elevada blanquecina en el borde interno y/o externo de la córnea.
¿Cuáles son sus síntomas? Se trata de una anomalía indolora cuyos síntomas dependen sobre todo del tamaño de la lesión. Las lesiones pequeñas pueden ser asintomáticas, pero a medida que crecen pueden generar molestias en la superficie ocular, como ojo seco, lagrimeo o sensación de cuerpo extraño. Es preciso tener cuidado con el pterigion, ya que en casos graves puede llegar a comprometer la visión.
¿Cómo protegerse? Al igual que en el caso de la queratitis, utilizando gafas de sol homologadas con filtros UV, ycomo protección adicional, especialmente en niños, usando también una gorra con visera.
Otras afecciones
Aunque aparecen con menor frecuencia que la queratitis o las degeneraciones conjuntivales, los rayos UV pueden producir también afecciones de la retina o incluso acelerar el proceso de cataratas. La medida preventiva en esta y cualesquiera otras afecciones provocadas o agravadas por la acción de la radiación solar es la utilización de gafas de sol homologadas con los filtros correspondientes.
El cloro es un agente imprescindible para mantener la salubridad de las piscinas, gracias a su acción desinfectante. Sin embargo, un exceso de cloro puede resultar perjudicial para los ojos, e incluso aun cuando la proporción de cloro sea la adecuada, en algunas personas este elemento puede producir irritación ocular, que normalmente no se manifiesta de forma inmediata, sino tras media hora de baño.
Otro riesgo de las piscinas es la proliferación de la bacteria Acanthamoeba, un organismo celular que afecta a los portadores de lentes de contacto y que produce queratitis.
Finalmente, el exceso de cloro o el baño en aguas insuficientemente tratadas multiplica el riesgo de contraer conjuntivitis.
¿Cómo protegerse? La principal medida preventiva consiste en evitar el contacto directo del ojo con el agua usando gafas de natación o de buceo que aíslen el ojo herméticamente. Si se sospecha conjuntivitis (enrojecimiento, picor, sensación de cuerpo extraño, hinchazón de los párpados, lagrimeo y secreciones, entre otros síntomas), lo mejor es acudir al oftalmólogo, quien determinará el origen de la enfermedad y establecerá el tratamiento adecuado. Recordemos que la conjuntivitis es muy contagiosa, por lo que hay que tomar precauciones para evitar transmitirla a otras personas.
Otras recomendaciones que conviene seguir para evitar las infecciones oculares en las piscinas son las siguientes:
- No compartir toallas ni cualquier otro tipo de ropa u objeto que pueda estar en contacto con los ojos.
- Evitar tocarse los ojos con las manos.
- Evitar el baño en zonas sin señalización o sin acondicionar.
- Es conveniente no utilizar maquillaje en la zona de baño.
Aire acondicionado: peligro de sequedad en los ojos
Cuando el termómetro sube insistentemente, es inevitable que la mayoría de los lugares cerrados tengan el aire acondicionado encendido, muchas veces programados con temperaturas más bajas de lo estrictamente necesario. Es preciso ser cauteloso con el aire acondicionado, ya que reseca los ojos más aún que la calefacción. Dentro de los aviones, por ejemplo, el ambiente es más seco que en el desierto.
Por otra parte, el verano es también época de alergias oculares, sobre todo las causadas por el polen de la hierba, cuyos síntomas son bastante similares a los que produce el ojo seco.
¿Cómo protegerse? La mejor solución contra la sequedad producida por el aire acondicionado consiste en usar lágrimas artificiales sin conservantes. Por otra parte, aun cuando los síntomas oculares de la alergia sean muy similares a los que produce la sequedad ocular, es importante distinguir muy bien ambas patologías, ya que tanto las medidas preventivas como los tratamientos son diferentes en ambas. Para ampliar la información sobre este tema, puedes consultar el artículo que publicamos recientemente, ¿Cómo distinguir la sequedad ocular de una alergia?
Cuida también los ojos más importantes de todos: los de tus hijos
Para acabar, queremos insistir en la idea de que, si ya es importante que los adultos dediquemos algo más de atención a nuestra vista durante el verano, en el caso de los niños adoptar medidas de prevención pueden ser decisivo, ya que sus ojos son mucho más sensibles a la luz solar debido a que su cristalino filtra con menos eficacia que el cristalino de un adulto.
A ello hay que añadir que los niños son los que permanecen más tiempo en el agua de piscinas o playas, o jugando al aire libre; si lo hacen sin ningún tipo de protección en los ojos sistemáticamente, ello puede derivar a la larga en la aparición de cataratas más tempranas. Por eso es imprescindible adoptar medidas para proteger los ojos de los más pequeños, también –y sobre todo– en verano.
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