La salud ocular de los niños está en
manos de los adultos que los rodean, especialmente de los padres y del
pediatra; de ellos dependerá que los problemas oculares del pequeño sean
diagnosticados de forma precoz., instaurando el tratamiento adecuado en los
casos que lo requieran.
En
ocasiones resulta difícil decidir el momento adecuado para llevar a un niño al
oftalmólogo para revisiar su visión por primera vez. Es tarea de los padres y
del pediatra encargado de sus exámenes periódicos, valorar si la salud ocular
del pequeño requiere una visita al médico oftalmólogo.
Nunca es
“demasiado pronto” para realizar la primera revisión de la visión infantil,
aunque obviamente éstas serán cada vez más completas conforme el niño sea más
mayor, y pueda colaborar activamente en la exploración.
Los
primeros años de vida representan el período crítico de desarrollo visual,
cuando las áreas visuales del cerebro se están desarrollando rápidamente
estimuladas por la impresión de imágenes claras sobre la retina, de tal forma
que una imagen deficiente unilateral o bilateral incidiendo sobre la retina
durante este período crítico, producirá una ambliopía irreversible
¿Cuándo
llevar al niño al oftalmólogo?
- Si el niño desvía los ojos.
- Si tiene problemas en visión próxima: se
acerca al papel al leer o escribir.
- Si tiene problemas en visión lejana: para ver
la pizarra o la TV.
- Dolores de cabeza tras esfuerzo visual.
- Ojos rojos, legañas, lagrimeo.
- Reflejo pupilar blanquecino.
- Movimientos erráticos de los ojos.
- Anomalías palpebrales.
- Diferente visión entre un ojo y otro.
- Antecedentes familiares de miopía,
hipermetropía, astigmatismo u otras enfermedades oculares.
Además de
consultar al oftalmólogo en las situaciones anteriormente citadas, y aunque no
exista ningún problema visual aparente, se aconsejan unas revisiones
oftalmológicas rutinarias:
- 1er mes de vida: descartar problemas oculares
severos y malformaciones congénitas.
- A los 6- 7 meses: diagnóstico del estrabismo.
- A los 18 meses: defectos refractivos.
- Cada 2 años durante la edad pediátrica.
Cuando
nacemos, nuestro sistema visual no está totalmente desarrollado y tanto el ojo
como sus anejos van a sufrir importantes cambios cualitativos y cuantitativos,
anatómicos y fisiológicos, más acusados en los primeros años de la vida pero
que no concluirán hasta pasada la pubertad.
La longitud axial del ojo al nacer es de unos17 ,5 mm
y alcanza a los 14-15 años prácticamente el tamaño del adulto que oscila entre
los 23 y 24,5 mm.
La media
del volumen ocular en el recién nacido es de 2,8 cc. y
el peso de 3 grs. y en el adulto el volumen es de 6,8 a 7,5 cc. y el peso de
7,5 gr.
El color del iris cambia durante los seis primeros
meses después del nacimiento, y depende de la cantidad de pigmento libre y del
número de melanocitos existentes, pero el color definitivo se alcanza a los
doce meses, cuando ya tiene toda su pigmentación.
El conducto nasolagrimal está desarrollado en la
mayor parte de los niños y obstruido sólo en un 2 a 4% de ellos, aunque el
final del conducto no comunica con la nariz en un 73% de los casos por existir
una membrana mucosa. Con el alargamiento de las estructuras nasales la membrana
se retrae y desaparece.
El
desarrollo de la función de los músculos extraoculares comienza
en el útero y continua después del nacimiento: los reflejos vestibulares están
presentes a las 34 semanas de gestación, la mirada conjugada horizontal y el
nistagmus optó-cinético están bien desarrollados en el momento del parto, los
movimientos sacádicos son algo lentos, y la mirada conjugada vertical madura a
los seis meses de edad.
Mientras
que la periferia de la retina está
bien desarrollada, anatómica y funcionalmente, en el recién nacido, la mácula
es todavía muy inmadura continuando su desarrollo hasta los cuatro años de
edad.
La vascularización retiniana, que aparece en la papila el
cuarto mes de la gestación, alcanza la ora serrata a los nueve meses de esta
por el lado nasal, y a los diez por el temporal.
La
capacidad del ojo para enfocar las imágenes sobre
la retina depende, por una parte, de la longitud del ojo y, por otra, del poder
dióptrico de la córnea y del cristalino. Para compensar el crecimiento del ojo
después del nacimiento, la córnea se aplana, y el poder refractivo de esta y
del cristalino disminuye desde las 51,2 dioptrías de la córnea y las 34,4 del
cristalino, en el recién nacido, a valores de 43,5 dioptrías y 18,8 dioptrías
respectivamente en el adulto.
En cuanto
a los defectos refractivos encontrados en el RN a
término: aproximadamente el 75% de los recién nacidos son hipermétropes y el
25% son miopes; el 50% de los niños hipermétropes tienen un error refractivo de
más 3 dioptrías. El niño tiene tendencia a ser hipermétrope cuando nace, y se
miopiza en los años siguientes .
El
astigmatismo ocurre con mayor frecuencia en el niño que en el adulto,
generalmente es contra la regla en el momento del nacimiento pero después de
los 4 años se trasforma en un astigmatismo a favor de la regla. La curvatura
corneal es la responsable de la mayor parte de esta ametropía.
1) Defectos refractivos
Todos los
niños deberían ser revisados por el Oftalmólogo antes de iniciar la etapa
escolar, de esta forma se evitarían muchos problemas de aprendizaje. En
ocasiones los niños rechazan la lectura o la escritura debido a problemas en la
visión cercana que ellos no saben interpretar, y otros tienen un retraso
escolar por problemas para leer la pizarra, por una baja visión lejana.
En
un ojo normal o emétrope, los rayos de luz convergen sobre
la retina dando lugar a imágenes nítidas. Los defectos de refracción son
aquellos que impiden que los objetos se vean con claridad. Básicamente son
tres:
1.1.Hipermetropía:
Las
imágenes quedan enfocadas en un punto por detrás de la retina. La borrosidad
será mayor a más cercano esté el objeto. En el caso de los niños, el defecto
hipermetrópico puede ser compensado con su gran capacidad acomodativa, y pasar
desapercibido o quedar parcialmente “enmascarado” si no se realiza la
graduación correctamente, es decir, inhibiendo esa acomodación mediante gotas
con acción cicloplégica (gotas dilatadoras de la pupila).
1.2. Miopía:
Las imágenes quedan enfocadas en un punto por delante
de la retina. La borrosidad de las imágenes será más acusada a más lejano esté
el objeto.
1.3. Astigmatismo:
Puede
coexistir con los dos defectos refractivos anteriores. Los rayos de luz se
enfocarán en dos planos diferentes: por delante, a la altura, o por detrás de
la retina, dependiendo generalmente de la curvatura corneal. La borrosidad de
las imágenes surge en visión próxima y lejana.
Es importante
detectar estos defectos de refracción precozmente ya que pueden conllevar un
bajo rendimiento escolar. Deben ser corregidos con gafas o lentes de contacto
en un primer momento, y cuando el oftalmólogo compruebe que están
estabilizados, y el paciente lo desee, podrá valorarse una cirugía
refractiva.
2) Estrabismo y ambliopía
El estrabismo es
la desviación anormal de uno o ambos ojos en alguna de las posiciones de la
mirada. Puede ser una desviación horizontal (hacia dentro o hacia fuera) o una
desviación vertical (hacia arriba o hacia abajo).
El
estrabismo afecta al 2% de la población.
El 2-3%
de los niños desarrollará ambliopía (ojo vago)si no se ponen los medios para
evitarla.
A partir
de los 5-6 años las posibilidades de recuperación son muy escasas.
El
estrabismo tiene importancia porque supone:
- un defecto motor: falta de paralelismo ocular.
- un déficit sensorial: ambliopía.
- puede indicar la existencia de patología
ocular o sistémica.
Se
consigue una correcta visión binocular cuando
el individuo ve los objetos del espacio con los dos ojos, fusionando ambas
imágenes a nivel cerebral. Para esto debe existir un equilibrio perfecto
entre el sistema sensorial y motor, de manera q las imágenes percibidas con
cada ojo sean semejantes.
Si existe
un ojo desviado o estrábico, la superposición de aquellas dos imágenes
distintas crearía una confusión no tolerable. Se desarrolla entonces una
defensa cerebral que consiste en suprimir la imagen menos definida (la del ojo
torcido), creándose así un ojo vago o amblíope.
El ojo vago, amblíope es aquel que no se ha
desarrollado normalmente durante la infancia y como consecuencia tiene menos
visión que el otro ojo.
Aunque se
ha demostrado en el estrabismo un factor hereditario importante, cualquier
causa que perturbe la buena percepción de la imagen puede provocarlo. Entre
estas causas está la presencia de cataratas congénitas,
el glaucoma congénito o, más frecuentemente, los defectos de refracción como la
hipermetropía o la miopía. La ambliopía sólo puede ser tratada antes de
los 8-9 años de edad, dando lugar en caso contrario a un severo e irreversible defecto
visual.
Será muy
importante hacer un diagnóstico precoz del estrabismo para poder, tras una
exploración oftalmológica completa, instaurar el tratamiento adecuado
en cada caso: corrección óptica con gafas, oclusiones , inyección de toxina
botulínica, cirugía, ejercicios de rehabilitación visual... Haciendo un
tratamiento individualizado para cada paciente.
3) Lagrimeo:
El
lagrimeo es uno de los motivos más frecuentes de consulta al pediatra y al
oftalmólogo.
Puede ser
debido a:
- secrección lagrimal excesiva: por inflamación
de conjuntiva o córnea, glaucoma congénito.
- obstrucción de la vía natural de drenaje:
epífora.
Una vez
descartadas patologías como glaucoma congénito (lagrimeo,
fotofobia, blefarospasmo, megalocórnea..), queratitis, conjuntivitis(bacteriana,
vírica, alérgica).... que puedan explicar el
lagrimeo por hipersecreción, será necesario explorar la vía lagrimal para
objetivar alteraciones a ese nivel e instaurar el tratamiento adecuado.
La
localización más frecuente de la obstrucción congénita a
nivel de la vía lagrimal es en el ducto
nasolagrimal a nivel de la válvula de Hasner. Aparece con una frecuencia
aproximada del 6 % en recién nacidos a término y en un 11% de pretérminos.
El 90% de
los casos de obstrucción lagrimal congénitas se solucionan espontáneamente
durante los 6 primeros meses de vida. Los colirios antibióticos y el masaje
sobre el saco lagrimal son beneficiosos. Si no se soluciona de esta forma se
debe realizar un sondaje de la vía lagrimal, en ocasiones de forma repetida, y de
no solucionarse el problema se tendrá q recurrir a la cirugía. El diagnóstico y
el tratamiento precoz garantizan un muy buen pronóstico.
4)
Glaucoma congénito:
Es el glaucoma pediátrico más prevalente y tiende a aparecer al
nacimiento o en los primeros meses de vida . La tendencia es a ser bilateral en
el 75 % de los casos y más frecuente en el sexo masculino.
Se debe a
alteraciones del desarrollo asociadas a malformaciones del trabéculo y
estructuras vecinas (músculo ciliar e iris).
El
diagnóstico se fundamenta en una tríada clásica: epífora, fotofobia y
blefarospasmo.
Es muy
característica la aparición de buftalmos ( aumento del segmento anterior aún
elástico debido a un aumento de la presión intraocular creando un aumento del
diámetro corneal) en niños menores de 3 años.
Generalmente
hay una mala respuesta al tratamiento médico, y éste se emplea previamente
a la cirugía, para mejorar las condiciones prequirúrgicas del paciente o
tras la cirugía, para mantener unas condiciones preestablecidas. En cuanto a
técnica quirúrgica, las más empleadas son : goniotomía, trabeculotomía,
trabeculectomía o el uso de dispositivos valvulares de drenaje.
5) Inflamaciones pediátricas:
Podemos
encontrar inflamación en cada una de las estructuras oculares y anejos, que se
manifestarán de diferentes maneras y que habrá que identificar correctamente
para instaurar un tratamiento adecuado.
5.1. Blefaritis:
Inflamación
del borde palpebral que puede llevar asociadas alteraciones conjuntivales y/o
corneales.
5.2. Conjuntivitis:
Inflamación
conjuntival que engloba procesos de diferente etiología, las más frecuentes en
la edad pediátrica son: vírica, bacteriana y alérgica.
5.3. Queratitis:
Inflamación
corneal, que puede ir asociada a la conjuntivitis y/o blefaritis.
5.4. Celulitis:
Inflamación
de las estructuras periorbitarias . Existen dos variantes:
- Preseptal: estructuras situadas por delante de
los tabiques orbitarios. Menor gravedad. Cura sin dejar secuelas una vez
instaurado el tratamiento antibiótico oral adecuado.
- Orbitaria o retroseptal: afectación de las
estructuras orbitarias, por detrás del tabique orbitario.
La
celulitis orbitaria se puede producir por tres mecanismos: por infección que se
extiende a la órbita desde estructuras vecinas, por inoculación directa por un
traumatismo o por cirugía, y por diseminación hematógena. De éstas, la causa
principal es la primera, más del 90% de las celulitis orbitarias en la infancia
se producen por sinusitis etmoidal .
Es un
proceso grave que requiere un rápido diagnóstico, ingreso urgente y
administración de antibióticos intravenosos, junto con algunas exploraciones
complementarias: la radiografía aportará resultados positivos en el 90% de los
casos, el TAC es la prueba principal con cortes axiales y coronales, que
aportan más información tan sobre las posibles complicaciones, fundamentalmente
sobre la formación de abscesos orbitarios y cerebrales.
5.5. Obstrucción nasolagrimal congénita
o dacriocistitis:
Clínicamente
caracterizada por lagrimeo, secrecciones, inflamación de saco lagrimal..
5.6. Dacrioadenitis:
Inflamación
de la glándula lagrimal principal.
5.7. Uveítis:
Inflamación
intraocular que generalmente se asocia a enfermedades sistémicas como la
artritis reumatoide juvenil o se debe a procesos infecciosos: toxoplasmosis,
toxocariasis..
6-Leucocoria o reflejo blanquecino pupilar:
La
leucocoria es un signo clínico que consiste en la presencia de una pupila
blanquecina.
Puede
asociarse este hallazgo a múltiples procesos, entro los que destacan por su
frecuencia: las cataratas congénitas, tumores malignos como el retinoblastoma, la presencia de vítreo primario hiperplásico, enfermedad de Coats, toxocariasis
ocular, facomas retinianos y laretinopatía del prematuro (fibroplasia
retrolental). En cada caso habrá que actuar de una forma más o menos invasiva,
siendo fundamental el diagnóstico lo más precoz posible. Será indispensable una
completa anamnesis, una cuidadosa exploración oftalmológica y serán de gran
ayuda las pruebas de imagen: TAC, Ecografía, RNM, angiofluoresceíngrafía...
7- Catarata congénita:
La
catarata es una opacidad blanquecina parcial o total, localizada a nivel
del cristalino.
Las
cataratas infantiles son la causa principal de visión disminuida y ceguera en
los niños; y la ambliopía irreversible, la causa más común de resultados
visuales pobres, después de la cirugía de la catarata.
La
situación y características de una catarata pueden proporcionar información
sobre su causa y evolución. El lenticono posterior, la catarata zonular y la
subcapsular anterior y posterior, son situaciones generalmente
progresivas, mientras que las cataratas polares y nucleares anteriores tienden
a ser más estáticas.
Cuando se
considera la etiología de las cataratas congénitas o infantiles, es útil hacer
la distinción entre unilaterales y bilaterales.
Las cataratas congénitas unilaterales son causadas por
disgenesia local; ni se asocian con enfermedades sistémicas ni se heredan, y la
etiología suele ser desconocida. Las cataratas asociadas con disgenesias
oculares son: la secundaria a persistencia de la vascularización fetal, el
lenticono posterior, la catarata polar anterior, y el síndrome de
disgenesia de la cámara anterior.
Las cataratas congénitas bilaterales a menudo se
heredan, y pueden asociarse con enfermedades sistémicas. La lista de
enfermedades sistémicas asociadas incluye las alteraciones metabólicas, las
anoma lías craneo-faciales, enfermedades cromosómicas, e infecciones
intrauterinas. Las cataratas congénitas o infantiles bilaterales, o tienen una
causa identificable, o se heredan en aproximadamente el 60% de los casos.
La
mayoría de los autores están de acuerdo en que, las cataratas congénitas
unilaterales o bilaterales visualmente significativas, deben de quitarse y
corregirse la afaquia lo más pronto posible. La rehabilitación visual muy
temprana puede conseguir una agudeza visual buena y fusión con estereopsis,
incluso en pacientes con cataratas congénitas unilaterales.
La
técnica quirúrgica incluye: incisión corneal, capsulorrexis o capsulotomía
anterior, aspiración de las masas cristalinianas en su totalidad mediante un
sistema de infusión-aspiración, realización una capsulorrexis posterior, se
vitrectomizará o se rechazará el vítreo con un visco-elástico, cuando esté
indicado se introducirá una lente intra-ocular en el saco capsular y para
finalizar se suturará la herida.
La
rehabilitación visual postquirúrgica para prevenir o tratar la ambliopía se
iniciará de forma inmediata.
8-Retinoblastoma:
Es el
tumor introcular primario más frecuente en la infancia y supone un 1-3% de
todos los tumores pediátricos.
Su
diagnóstico y tratamiento precoz son fundamentales para la supervivencia y
pueden permitir conservar una visión útil en uno o ambos ojos.
El manejo
es complejo, y cada caso debe ser evaluado de forma individualizada por un
equipo que englobe oftalmólogos, oncólogos, pediatras, anestesistas,
neurorradiólogos...
De este
modo se consiguen cifras de supervivencia importantes, mientras que el no
tratamiento resulta invariablemente fatal.
Es muy
importante el consejo genético a los pacientes y familias afectas de la forma
hereditaria, portadoras del gen Rb1.
El 60% de
estos tumores son unilaterales y no hereditarios, el 15 % unilaterales y
hereditarios y el 25 % son bilaterales y hereditarios.
Las
formas de manifestación más frecuentes son: leucocoria (50%), estrabismo (17 %)
y otras menos frecuentes: inflamación ocular o celulitis orbitaria.
El
diagnóstico es oftalmoscópico, pero las técnicas de imagen aportan mucha
información sobre el tamaño y la extensión, tanto local como sistémica.
El
enfoque terapéutico más actual se basa en la quimioterapia como tratamiento
inicial para reducir el tamaño del tumor y lograr su control final (consolidación)
con métodos locales conservadores: fotocoagulación, crioterapia,
termoterapia y braquiterapia : Quimiorreducción. Se intenta así conservar el
globo ocular y evitar los efectos secundarios de la radioterapia externa:
catarata, ojo seco, retinopatía radiactiva, alteraciones en el desarrollo óseo
orbitario y riesgo de neoplasias secundarias, especialmente en niños menores de
12 meses con alteraciones germinales en el gen del retinoblastoma.
** Con
frecuencia pasan desapercibidos algunas de estas patologías, y , encontradas
más tarde son de difícil solución. Hoy en día encontramos pacientes mayores que
nos dicen…” de pequeño…” “tengo un ojo
vago” … etc. Si bien lo normal es no
padecer de nada, salvo alguna necesidad de gafas, siempre es preciso que el
médico dilate la pupila y vea con detalle, si es preciso o no unas gafas o una
oclusión, o una analítica. Los médicos no vendemos gafas, y eso con frecuencia
es importante.
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