Las quemaduras oculares constituyen
un problema de salud, debido a la poca conciencia existente sobre protección
ocular, y la morbilidad y gravedad de las secuelas si se presentan. A los
servicios de urgencias oftalmológicas acude gran cantidad de personas con este
tipo de trauma, causado por agentes químicos y térmicos, y por radiación
ultravioleta.
Generalmente los traumatismos
oculares son graves, pues suelen llevar a la pérdida de la visión de uno o
ambos ojos, e incluso a la pérdida del globo ocular, lo cual repercute en el orden
afectivo y estético del individuo.
El ojo es uno de los órganos más
importantes de la vida, y dado que la córnea es la estructura más anterior y
expuesta de este, puede sufrir lesiones muy diversas y de diferentes causas, ya
sean por acción mecánica, térmica, química, por radiación, entre otras. De
hecho, la quemadura corneal se conceptualiza como aquella lesión ocular
ocasionada por diferentes agentes químicos o físicos, que dañan las células de
la córnea.
La severidad de las quemaduras puede
variar desde una irritación leve del ojo, hasta la Ceguera total. Las
quemaduras pueden obedecer a diversas causas, entre ellas: sustancias o
metales calientes, vapor, cenizas, gases, salpicaduras de grasa, radiaciones,
y agentes químicos.
Las provocadas por estos últimos se
consideran entre las lesiones oculares más peligrosas, por lo que los primeros
auxilios en el lugar del accidente son de gran valor para minimizar el riesgo
de secuelas. En sentido general, las quemaduras por álcalis pueden
causar severos daños intraoculares, al alcalinizar el humor acuoso.
Las quemaduras ligeras se curan bien
en pocos días. Las quemaduras químicas y térmicas graves de los ojos destruyen
el epitelio superficial y causan necrosis isquémica de la conjuntiva, la
córnea, la esclera, el iris, el cuerpo ciliar y los párpados. Se produce una respuesta inflamatoria con infiltración de
leucocitos y liberación de mediadores inflamatorios.
En las enfermedades por quemaduras
oculares participan prostaglandinas, productos de lipoxigenasa, citoquinas,
radicales superóxido y enzimas lisosomales, cuya actividad produce ulceraciones
corneales, esclerales y conjuntivales, proliferación y escarificación de
tejidos que se desarrollan en plazos de semanas, meses e incluso años después
del accidente.
Los eventos patofisiológicos producen
cuadros clínicos definidos. Algunos agentes asumen acciones especiales. Por
ejemplo, el álcali penetra en segundos en la cámara anterior y las quemaduras
de ácido sulfúrico y cal viva producen un calor considerable. El ácido
clorhídrico es muy tóxico e induce necrosis tempranas. El calor causa necrosis
isquémicas profundas y más adelante cicatrices con un pronunciado encogimiento.
La aplicación y la intensidad de los
primeros auxilios influyen en el resultado. El lavado inmediato es fundamental. El agua fresca, la solución salina, la solución de lactato
de Ringer y el BSS son buenos medios de lavado. Limpiar el ojo con agua abundante, manteniendo los párpados
abiertos.
· En el caso de las quemaduras, siempre hay que evitar el uso de
neutralizadores o cualquier otro producto químico mezclado con agua. Se
recomienda que la duración del lavado sea entre 10 y 20 minutos.
·
En el caso de quemaduras por hidrocarburos, antes de proceder a limpiar el ojo con agua hay que retirar las partículas del producto, ya que en contacto con el agua pueden llegar a alcanzar temperaturas muy elevadas.
En el caso de quemaduras por hidrocarburos, antes de proceder a limpiar el ojo con agua hay que retirar las partículas del producto, ya que en contacto con el agua pueden llegar a alcanzar temperaturas muy elevadas.
· Si a pesar de haber limpiado los ojos con agua persisten las
molestias, hay que taparlos con gasas húmedas y dirigirse a un centro
sanitario. No utilizar nunca colirios.
· Si las molestias son importantes, habrá que tapar los dos ojos
para prevenir los daños que el movimiento del ojo no lesionado pueda provocar
al paciente.
Las lesiones provocadas por
radiaciones ultravioletas pueden ocurrir con productos de soldaduras, sin la debida
protección ocular, exposición a rayos solares o debido al reflejo de la luz
solar sobre la nieve cuando se está esquiando. Normalmente, las radiaciones
ultravioletas penetran solo de forma leve y causan una necrosis superficial en
el epitelio corneal. Hay un intervalo de 6 a 10 h entre la exposición y el
comienzo de los síntomas y compromete a ambos ojos.
Aplicación de colirio anestésico solo en el momento de la exploración de anejos y segmento anterior, así como para aliviar los síntomas. El paciente evitará su uso continuado en el hogar.
Aplicar compresas frescas o frías de agua o suero fisiológico
por 24 h.
Mantenerse en una habitación oscura o en penumbras, u ocluir
ambos ojos. Otros colegas utilizan ungüentos o colirios oleosos.
Las heridas químicas y térmicas grandes
requieren una variedad de tratamientos médicos y quirúrgicos: las necrosis deben ser extirpadas con cirugía. Se realizan
tenoplastias para reconstruir la conjuntiva. Se aplica amnioplastia,
limboplastia y queratoplastia temprana o epitelio artificial, inicialmente para
salvar la córnea de la lisis y luego para restablecer la visión. Podría ser
necesaria la cirugía conjuntival, del párpado e intraocular.
El objetivo del tratamiento médico es
suprimir la respuesta inflamatoria y prevenir la infección. Se utilizan
corticosteroides, antibióticos, ascorbato e inhibidores de enzimas
proteolíticas. No se debe olvidar el glaucoma secundario.
El pronóstico para los afectados
depende de la premura y eficacia del facultativo que le atiende primeramente. Los traumatismos del globo ocular causan anualmente 5 % de
los casos de ceguera; de estos, 65 % ocurre en menores de 30 años, con una
proporción hombre/mujer de 6:1. Son mucho más frecuentes en los varones, sobre
todo adultos, aunque los niños no están exentos del riesgo.
Las lesiones por agentes químicos y
térmicos representan aproximadamente 15 % de los accidentes que dañan los ojos.
La mayoría de las que se producen por sustancias cáusticas son de poca
importancia y curan en pocos días; por el contrario, las quemaduras oculares
graves, aunque poco frecuentes, pueden tener consecuencias catastróficas y en
casi 30 % de los casos afectan ambos ojos.
Si se presume infección, nunca tapar los ojos.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
Si se presume infección, nunca tapar los ojos.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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