El estudio del ojo, mediante pruebas
rápidas y no invasivas como la tomografía de coherencia óptica (OCT), es útil para el
seguimiento de ciertas enfermedades neurodegenerativas.
En un nuevo estudio, un grupo de
oftalmólogos y bioingenieros propone que este tipo de análisis puede servir
para alcanzar un diagnóstico eficiente en la esclerosis múltiple.
Elena García Martín, autora senior del estudio que se publica en Computers in Biology
and Medicine y experta en Neurooftalmología de
la Sociedad Española de Oftalmología, destaca que la principal conclusión de
esta investigación es que “la inteligencia artificial y las técnicas de deep learning,
que son técnicas de IA con ayuda de los bioingenieros, abren nuevas vías para
los médicos. Esta colaboración nos permite dar un paso más y
llegar a conseguir un diagnóstico fiable con pruebas que son completamente
inocuas, que no hacen ningún daño al paciente. Es decir, con deep learning y pruebas
no invasivas, como la tomografía de coherencia óptica (OCT) podemos hacer un
diagnóstico y una predicción fiables y eficientes de las
principales enfermedades neurodegenerativas. Así, el ojo se convierte en una
especie de ventana al cerebro que nos va a dar muchísima
información y muy útil”.
La OCT es una herramienta añadida al
proceso diagnóstico para los neurólogos “de la talla de la resonancia
magnética, con la misma fiabilidad”, apunta García, para quien la “triada de pruebas
(resonancia magnética, síntomas clínicos y OCT)” puede
facilitar al neurólogo el diagnóstico.
En el estudio, los investigadores han
demostrado que determinados parámetros de la OCT muestran si se prevé que un
paciente vaya a tener una evolución más agresiva. “Eso va a permitir seleccionar las
terapias más agresivas, que normalmente son las más caras, en
ese grupo de pacientes en concreto. No solo sirve para predecir la evolución,
sino también para anticiparse a ella e intentar tratar antes de que evolucione
de forma agresiva”.
Para que la OCT se incorpore al arsenal
de pruebas rutinarias de cara a la detección de la esclerosis múltiple, es
necesario, a juicio de García, “simplemente concienciar a
los neurólogos de su utilidad, que empiecen a pedirla y sepan interpretarla”.
La autora del estudio aboga por una colaboración entre neurología y
oftalmología, “porque realmente en todos los hospitales grandes que atienden
enfermedades neurodegenerativas suele haber un servicio dotado de OCT. Así que
se necesitaría concienciación, nada más”.
Y a modo de ejemplo, comenta que en el
Hospital Universitario Miguel Servet, en Zaragoza, “ya es una prueba
rutinaria tanto para el diagnóstico como para el
seguimiento de la esclerosis múltiple”.
Es cierto pero con medida. Una OCT de
CFNR nos dice como están los axones de las células
ganglionares de la retina ( transfieren información del ojo al cerebro), y
llegan hasta tálamo, hipotálamo y mesencéfalo. Junto a una campimetría de 120º,
puede complementar alguna patología
cerebral.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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