Ojo
vago: descubre por qué es tan importante cuidar la vista desde pequeños
Su diagnóstico precoz es muy importante porque, de tratarse a
tiempo, se pueden revertir las causas de baja agudeza visual en los niños, con
las implicaciones que estas puedan tener en el día a día y en su futuro
«Su diagnóstico precoz es muy importante
porque, de tratarse a tiempo, se pueden revertir las causas de baja agudeza
visual en los niños, con las implicaciones que estas puedan tener en el día a
día y en su futuro. De lo contrario, un niño con ambliopía no
desarrollará una visión normal y sana»,
Según explica la Sociedad
Española de Oftalmología a este respecto, la ambliopía aparece
cuando la imagen que le llega al cerebro de uno o de los dos ojos es borrosa.
Entonces el ojo no aprende a ver de forma clara y es como si «desconectara
la información de ese ojo».
«Se
puede presentar ojo vago sin tener ningún signo externo que nos avise de ello.
Si no se trata de manera precoz y adecuadamente puede dejar un defecto visual
permanente en la vida. Por ello es importante que todos los niños pasen un
control visual entre los 3 y los 4 años de edad para prevenir el defecto»,
mantiene la sociedad científica.
Otros síntomas que nos pueden alertar de que
algo no va bien en la vista de nuestros pequeños, según la doctora María Romero
Sanz, es que estos no mantienen el contacto visual con otras personas más allá
de los tres meses; que presenten lagrimeo constante (puede que
diario), o que retuerza o desvíe los ojos hacia dentro o hacia afuera;
que se acerque mucho para ver los cuentos o la televisión; o que se froten mucho
los ojos, por ejemplo.
«En
la primera visita, además de comprobar que la agudeza visual sea la correcta,
se realiza una exploración de la parte anterior y posterior del ojo,
verificando que su estructura sea la correcta, aparte de que se comprueba la
graduación y el alineamiento ocular».
Sobre los síntomas de la ambliopía, es una
mala visión de uno o de los dos ojos del menor. «Muchas veces no da ningún
síntoma exterior y se detectan solo en los controles visuales».
Al mismo tiempo, advierte de que numerosos
niños tienen problemas de dolor de cabeza al leer o a la salida del colegio o
dificultades para ver en películas o dispositivos en 3D: «Crecer con una
enfermedad oftalmológica no tratada puede repercutir de diferentes formas en la
calidad de vida de los niños, desde afectar a su rendimiento escolar, a
sus relaciones interpersonales, o incluso generar malestar físico como cefaleas».
En este punto, la doctora Romero señala que
las causas del ojo vago son «múltiples» y algunas de las más frecuentes son los
defectos refractivos no tratados (miopía, hipermetropía o astigmatismo) o el
estrabismo. «Los defectos refractivos son trastornos oculares muy frecuentes.
No se pueden evitar, pero sí se pueden diagnosticar a tiempo con objeto
de corregirlos y de prevenir por ejemplo la aparición del ojo vago».
Al mismo tiempo la especialista de Quirónsalud Zaragoza determina otras
menos frecuentes: cualquier opacidad de medios, como por ejemplo la presencia
de una catarata congénita que le tapa el eje visual o de una ptosis (caída del
párpado superior del ojo).
Ahora bien, entre los factores de riesgo, la
oftalmóloga pediátrica hace referencia a aquellos defectos de graduación
distintos en cada ojo, al estrabismo, y a todo aquello que obstaculice el eje
visual durante el desarrollo del niño. «Existe una predisposición en aquellos
niños con antecedentes familiares de ojo vago o de estrabismo. Los prematuros
también son una población de riesgo de ambliopía», mantiene la Sociedad
Española de Oftalmología en este sentido.
A la hora de diagnosticar esta patología,
la Academia
Americana de Oftalmología Pediátrica (AAPOS por sus siglas en inglés),
por su parte, sostiene que el oftalmólogo realizará un examen ocular completo y
así se podrán detectar todos los problemas oculares que puedan estar afectando
a la visión del menor.
«Tener visión deficiente en uno de los ojos no
siempre significa que el niño tiene ambliopía. En algunos casos,
usar gafas para corregir un error de refracción en ese ojo puede mejorar la
visión», aclara la entidad.
El tratamiento actualmente de elección para la
ambliopía, «el que está ofreciendo los mejores resultados», sigue siendo el uso
de parches oculares, cuya misión es la de «nublar la visión del ojo dominante y
forzar al vago a trabajar».
Sobre
las horas de parche o el tipo de tratamiento que se aconseja, todo depende de
las características de cada caso, de la edad del niño, así como del defecto de
visión, por lo que estos tratamientos siempre deben estar supervisados por un
oftalmólogo especializado en estas patologías.
«También pueden ser de utilidad en estos casos
otras estrategias terapéuticas como el empleo de filtros sobre gafas, o de
gotas para dilatar la pupila del ojo dominante; todo ello siempre encaminado a
que el ojo vago trabaje», agrega, al tiempo que recuerda que se están desarrollando
nuevos dispositivos con tecnología ‘eye tracker’.
Por otro lado, la doctora Romero llama la atención sobre el excesivo tiempo que los niños pasan sobre las pantallas y las plataformas digitales de los colegios y que, según alerta, pueden agravar algunas patologías como la miopía, el ojo seco o la fatiga visual.
«En el caso de la miopía es recomendable
realizar descansos cada 20 minutos para relajar musculatura ocular. Se habla de
la regla del ‘20, 20, 20’, de forma que cada 20 minutos se miren 20 segundos a
20 pies o lo que es lo mismo, 6 metros, para así relajar la musculatura ocular
y cambiar los puntos de enfoque. En el caso de ojo seco estamos concentrados y
parpadeamos menos, la lágrima se evapora más fácilmente y se seca más el ojo en
consecuencia”
La obediencia siempre trae sus frutos.
Gracias.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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