Estudio del efecto agudo de iodopovidona sobre la flora
bacteriana conjuntival
Investigación de laboratorio para evaluar el efecto de
iodopovidona tópica y compararlo con administración de gatifloxacina y
moxifloxacina.
Como todas las membranas mucosas del cuerpo, la conjuntiva
tiene una carga bacteriana importante sobre la superficie. Cada vez más,
entendemos que el bioma bacteriano humano es parte importante de nuestros
mecanismos de supervivencia, especialmente cuando tenemos una capa bacteriana
saludable. Sin embargo, hay momentos en los que es importante disminuir la
carga bacteriana para reducir el riesgo de infección. Esto es especialmente
evidente en la cirugía intraocular, en la que las infecciones que se producen
son producto de las bacterias de la superficie conjuntival y la película
lagrimal. También es importante reducir la carga bacteriana conjuntival al
administrar inyecciones intravítreo.
No se
sabe exactamente como las bacterias penetran en el ojo después de una inyección
intraocular, aunque podría deberse a contaminación de la aguja en la
conjuntiva, párpado, flora meibomiana o flora respiratoria.
El
presente estudio analiza el impacto de la aplicación de iodopovidona tópica
sobre la contaminación de la aguja y compara su efecto con resultados
anteriores sobre administración de gatifloxacina y moxifloxacina.
Se
realizaron 100 aplicaciones con agujas 27 en ambos ojos de 13 cadáveres. Se
aplicó abundante cantidad de iodopovidona 10% en los ojos, luego de lo cual se
volvió a pinchar la conjuntiva 100 veces. Después de penetrar la
conjuntiva, se irrigaron las agujas y se evaluó el irrigante en busca de
bacterias. Los resultados se compararon con nuestro trabajo anterior que evaluó
la eficacia de fluoroquinolonas mediante el mismo tipo de pruebas.
Se sabe
que la endoftalmitis es una complicación grave de las inyecciones intraoculares
que puede provocar pérdida de visión, su incidencia es de <0,1%. Algunos
pacientes que requieren múltiples inyecciones pueden multiplicar el riesgo
varias veces, por lo que la profilaxis es sumamente importante. En la
actualidad, hay desacuerdos en cuanto a cual es la mejor práctica. El presente
estudio sugiere que la aplicación de iodopovidona tópica podría disminuir el
riesgo de contaminación del vítreo entre 28 y 40% con una solución al
10%.
Friedman y
sus colaboradores observaron recientemente cultivos de conjuntiva de pacientes
y determinaron que el tratamiento con iodopovidona 5% durante al menos 30
segundos tuvo como resultado una disminución de 50% en la incidencia de
cultivos positivos. Esta disminución, junto con la disminución de 75 a 90% de
colonias, ocurrió solo con un minuto de aplicación. Este efecto observado con
una solución al 5% en vez de 10% es sustancialmente mayor que el efecto
documentado en este estudio, contrariamente a lo esperado. Se debe aclarar que
normalmente no se aplicaría iodopovidona al 10% en pacientes, debido al riesgo
de irritación ocular, no es lo usual en la cirugía intraocular.
Una explicación
de estos resultados que muestran un efecto importante con iodopovidona tópica,
es que un cultivo de la superficie conjuntival podría no coincidir con la carga
bacteriana de la conjuntiva. Además, el antiséptico o antibiótico residual, muy
probablemente se encuentre en la película lagrimal y no en los pliegues y
criptas de la conjuntiva.
Al pasar
la aguja a través de la conjuntiva, el procedimiento semejaría una biopsia
bacteriana de la conjuntiva y se evita el problema de una película lagrimal más
estéril de lo que se encuentra en la profundidad de la estructura de la
conjuntiva. Cualquier bacteria atrapada en la aguja e irrigada en la placa de
agar también sería irrigada en el humor vítreo, donde el tejido tiene una
mínima capacidad de repeler la infección.
Muchos
han cuestionado la eficacia de los antibióticos tópicos para la profilaxis de
las inyecciones intraoculares. Varios estudios han mostrado que los
antibióticos tópicos aumentan la resistencia de los organismos, por lo cual la
iodopovidona podría ser un método superior para evitar las infecciones. También
podría combinarse iodopovidona tópica con antibióticos tópicos, pero aún no ha
sido probado.
Una de
las debilidades del presente estudio es que las pruebas se realizaron en
cadáveres. En todo caso, nuestro principal interés fue determinar el impacto
relativo de iodopovidona tópica en todo el espesor de la conjuntiva, lo que
ocurre al atravesarla con la aguja. También reconocemos que en la práctica
clínica se utilizan agujas 30 y no 27 como en este estudio.
Finalmente,
se pudo mostrar que al atravesar la conjuntiva de cadáveres, la iodopovidona
tópica al 10% redujo 28% los cultivos positivos y 40% menos en la totalidad de
colonias cultivadas. Este efecto fue sustancialmente inferior al observado en
cultivos superficiales tomados en pacientes. Creemos que el presente estudio
cuestiona la eficacia de los cultivos superficiales para mostrar la carga
bacteriana de la conjuntiva. Estamos de acuerdo en que la iodopovidona tópica
es el mejor método para reducir la carga bacteriana de la conjuntiva, lo que
reduciría el riesgo de endoftalmitis no más de 40%. Aunque la única forma de
determinar el efecto real sería un ensayo aleatorizado retrospectivo, es
poco probable que se puedan realizar ya que la incidencia de endoftalmitis es
baja luego de inyecciones intraoculares.
Hay una
mayor disminución en la carga bacteriana luego del tratamiento con iodopovidona
en cultivos superficiales que en los obtenidos mediante aguja que atraviesa la
conjuntiva. El resultado con iodopovidona es superior a los antibióticos
tópicos para reducir la carga bacteriana conjuntival.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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