Ostrucción del lagrimal en adultos. El tratamiento es efectivo en casos de obstrucción del canalículo
común sin descarga al irrigar
Se cree que una
inflamación de origen desconocido causa fibrosis oclusiva del sistema lagrimal,
provocando obstrucción y lagrimeo. La colocación de una sonda en el conducto
lagrimal es una técnica de diagnóstico y puede ser terapéutica en algunos
pacientes. Está comprobado que es efectivo, especialmente en la obstrucción del
conducto nasolagrimal de niños.
Varios estudios han
informado su eficacia para mejorar la epifora en adultos, con una mejora entre
52 y 89% de los pacientes. Sin embargo, la técnica podría ser eficaz para otras
obstrucciones como la de punctum y canaliculus. En el presente estudio, los
autores investigaron la repercusión de las características clínicas sobre la
eficacia de la sonda terapéutica en pacientes adultos con obstrucción del
conducto lagrimal.
Estudio retrospectivo
de 116 ojos de 82 pacientes (26 hombres y 56 mujeres) con obstrucción de
lagrimal, a quienes se les colocó una sonda entre junio 2007 y octubre 2013. Se
evaluó la eficacia y la influencia de edad, sexo, duración del síntoma antes
del tratamiento y cantidad de tratamientos de sondeo durante el seguimiento,
ubicación de la obstrucción y presencia de descarga mucopurulenta al irrigar el
saco lagrimal.
La epifora debido a
obstrucción del lagrimal es un problema oftalmológico común. El sondaje es un
procedimiento simple realizado en adultos, con anestesia local y mínimas
complicaciones. En el presente estudio los autores revelaron que la presencia
común de obstrucción de los canaliculos y la ausencia de descarga mucopurulenta
durante la irrigación son los factores más importantes para predecir la
eficacia de la sonda para aliviar la epifora en estos pacientes.
Los resultados de
este estudio servirán para seleccionar los casos que pueden ser tratados con
sonda antes de considerar intervenciones quirúrgicas.
Se observó que la
mayoría de las obstrucciones se presentan en el ducto nasolagrimal (76%) y
canalículo común (22%) lo que se debe al angostamiento fisiológico de estas
aéreas, donde se produce inflamación fácilmente. La cantidad promedio de sondas
por ojo fue 3, con un rango de 1 a 34 veces, sin diferencia entre los grupos
eficaz y no eficaz.
Hubo 5 casos donde
por insistencia de los pacientes se llegaron a colocar 20 sondas. De estos
casos solo 3 ojos culminaron resolviendo el problema. En estos ojos, se colocó
la sonda dos veces al mes, la frecuencia podría haber servido para eliminar
sustancia inflamatorias y mejorar las condiciones del conducto lagrimal.
En el presente
estudio, la eficacia del tratamiento en general fue de 52%. En obstrucción
nasolagrimal, la eficacia de la sonda fue 47%, similar a lo informado en
estudios anteriores. La eficacia fue significativamente superior en
pacientes con obstrucción del canalículo lagrimal, ya que se liberó en 77% de los
casos. No tenemos conocimiento de que otros estudios hayan investigado la
eficacia del tratamiento en pacientes con obstrucción del canalículo lagrimal,
dichos pacientes serían buenos candidatos para el tratamiento con sonda.
Otro factor que sirve
para predecir el éxito del sondeo para obstrucción del lagrimal fue la ausencia
de descarga desde el saco lagrimal. La descarga indica la presencia de
inflamación activa en el lugar de la obstrucción, lo que facilita la nueva
obstrucción luego del tratamiento. Por el contrario, la duración del síntoma
antes del tratamiento no influyó en la eficacia.
La presente
investigación confirma que la colocación de sonda como procedimiento inicial en
casos de obstrucción del lagrimal es adecuado y mínimamente invasivo para
adultos con epifora. En especial, el tratamiento es efectivo en casos de
obstrucción del canalículo común sin descarga al irrigar.
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OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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