Al
diagnóstico de glaucoma se llega cuando su oftalmólogo observa un tipo
particular de daño en el nervio óptico, conocido como “excavación”. El hallazgo
de este diagnóstico puede tener lugar con o sin presión intraocular elevada.
Una presión
intraocular (PIO) normal varía entre 12 y 22 mm Hg (milímetros de mercurio, una
unidad para medir la presión). Si bien es más probable que tenga o desarrolle
glaucoma si su presión ocular es elevada, mucha personas con presión ocular
elevada nunca desarrollan glaucoma. Además, algunas personas con glaucoma nunca
presentan presión ocular elevada. El glaucoma con presión ocular dentro de los
valores normales se conoce como “glaucoma de tensión normal”.
Durante un
examen, además de controlar la presión ocular, el oftalmólogo podrá usar gotas
para dilatar la pupila a fin de examinar el nervio óptico. El médico también
podrá hacer uso de una máquina de diagnóstico como OCT, GDx o HRT para
visualizar y evaluar el daño en el nervio óptico. En ocasiones, esto puede
mostrar daños en los ojos antes de que exista sospecha alguna mediante el
examen del médico.
Si el daño
es lo suficientemente grave, es posible detectar cambios en la vista mediante
una prueba de visión periférica conocida como campimetría. Es frecuente que los
pacientes no adviertan cambios en la visión periférica hasta que la pérdida de
la visión sea significativa. Una vez efectuado el diagnóstico por medio de examen
del nervio óptico o de pruebas del campo visual, se inicia el tratamiento.
En la
actualidad, los únicos tratamientos disponibles son aquellos que disminuyen la
presión intraocular. Para disminuir la presión ocular es posible recurrir a medicamentos,
láser o cirugía. El tratamiento debe realizarse de por vida. El glaucoma se
puede controlar, pero por el momento no existe cura.
Cuando se
elige la medicación, generalmente se indican gotas oftálmicas. Algunas de las
gotas deben usarse una vez por día, mientras que otras requieren que la
aplicación de la dosis sea de dos o tres veces por día.
Se ha
demostrado que el láser tiene la misma efectividad como primer tratamiento que
las gotas oftálmicas. Se trata de un procedimiento simple, en su mayor parte
indoloro y rápido capaz de controlar la presión ocular por un período de hasta
5 años en algunos pacientes.
Se
encuentran disponibles diversas cirugías, y continuamente se están
desarrollando y evaluando cirugías nuevas. La mayoría están reservadas para los
pacientes con glaucoma más avanzado, pero algunas de las cirugías más nuevas
son lo suficientemente seguras como para usarlas en etapas iniciales de la
enfermedad.
La elección
del tratamiento depende de muchos factores exclusivos de cada paciente, y se
deben analizar con el médico. Un tratamiento correcto normalmente ofrecerá
protección ante la pérdida adicional de la vista.
Al
enfrentar un diagnóstico reciente de glaucoma, es una pregunta la que, ante
todo, surge en la mente de cada paciente: “¿Me quedaré ciego?”
Por
fortuna, para la mayoría de los pacientes la respuesta es “no”. La ceguera es
una consecuencia del glaucoma pero ocurre de manera relativamente infrecuente.
Existen alrededor de 120.000 casos de ceguera en los Estados Unidos y 2,3
millones de casos de glaucoma. Esto representa aproximadamente el 5 de los
pacientes con glaucoma. Sin embargo, el deterioro de la visión es más frecuente
y se da en el 10 de los pacientes, aproximadamente.
La pérdida de la visión puede producirse
aun con el mejor tratamiento. A pesar de este dato aleccionador, un tratamiento
y seguimiento correctos estabilizarán a la gran mayoría de los pacientes con
glaucoma. Un factor importante en el tratamiento de su glaucoma es usted.
Mediante el uso correcto y continuo de las gotas oftálmicas, es más probable
que el resultado sea favorable.
La prevención…adelantarle a una
campimetría alterada…ver que podemos detectar una excavación e intentar pararla,
solo lo conseguiremos con un acertado diagnóstico con OCT. El estudio detallado
de la capa de fibras nerviosas y de las células ganglionares nos confirma, nos
previene un teórico glaucoma. Y también nos descarta una hipertensión pasajera y anodina.
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