Durante
los meses de invierno, las personas que padecen el ojo seco ven agravado este trastorno debido a
la baja humedad y a la sequedad ambiental generada por la calefacción central. La
falta de lágrimas para lubricar adecuadamente el globo ocular puede provocar
trastornos graves en el ojo y, en los casos severos, pérdida de visión.
La cantidad de lágrimas que produce el ojo puede
variar en virtud del esfuerzo que realiza, si se encuentra en reposo o bajo
estrés, como ocurre durante la lectura. Entre los síntomas generados por este
trastorno destacan el dolor, enrojecimiento, disminución de la visión y la
sensación de que hay algún cuerpo extraño en el ojo.
El origen de la sequedad puede ser muy diverso. Así, la exposición al sol, el viento, la suciedad y el polvo reducen la producción de lágrimas y esta pérdida se hace más acusada conforme vamos envejeciendo. No obstante, la sequedad también puede ser provocada por “algunos fármacos, trastornos oculares y otras enfermedades sistémicas, como artritis reumatoide o lupus. También puede deberse al efecto adverso de algunos fármacos”, explica Kenneth Goins, oftalmólogo de la Universidad de Iowa (Estados Unidos).
La lista de fármacos que pueden causar sequedad en los ojos es muy extensa e incluye algunos hipertensivos, antidepresivos y sustancias empleadas para el tratamiento de arritmias y la enfermedad de Parkinson. “Es importante saber si la sequedad es consecuencia de esas enfermedades y en ningún caso se deben abandonar estas terapias. Una vez determinado el origen, el especialista podrá determinar el tratamiento más adecuado”, apunta Goins.
Por otra parte, en invierno los sistemas de calefacción central empeoran la sequedad asociada a los ambientes secos o muy calurosos, por lo que “es conveniente emplear un humidificador y mantener el filtro bien limpio”.
Para
prevenir la aparición de sequedad se pueden emplear gafas de sol para protegerse del exceso de luz y del
viento, utilizar lágrimas
artificiales al
menos cuatro veces al día o pomadas especiales antes de irse a la cama. Es
importante distinguir entre lágrimas artificiales y el colirio, que sólo ayuda
a eliminar el enrojecimiento de los ojos.
En los casos más severos, en los que aparecen erosiones y úlceras, se puede realizar un implante de tapones lagrimales o tratamientos complejos, como el implante de tejido de placenta. Por otra parte, la terapia hormonal sustitutiva ha demostrado buenos resultados en el tratamiento de la sequedad en mujeres y también es posible utilizar otras sustancias que aumentan la producción de lágrimas.
Se acerca el invierno y
durante esta época estamos expuestos a las bajas temperaturas y al fuerte
viento. Estas condiciones, sumadas a la calefacción y aires acondicionados del
interior, pueden contribuir al desarrollo del síndrome del
ojo seco.
El
ojo seco afecta hasta un 20% de la población. No obstante, su aparición se
incrementa notoriamente en la tercera edad, estando presente en un 75% de los
mayores de 65 años. Es una afección más habitual en mujeres, surgiendo en la
mayoría de los casos al momento de la reducción de estrógenos (climaterio).
Las
elevadas temperaturas interiores gracias a los sistemas de calefacción
propician ambientes de sequedad ambiental tremendamente alta. Las estufas
eléctricas o de gas, en conjunto con los sistemas de calefacción, reducen la
humedad del aire, lo que deriva en el incremento de la evaporación de la
película lagrimal del ojo.
Estos
factores inciden en la aparición del síndrome del ojo seco. Sus síntomas
incluyen irritación ocular, ardor en los ojos, fotofobia y sensación de pesadez
en los párpados, entre otros.
Para
evitar el síndrome del ojo seco, especialmente cuando hay bajas temperaturas,
es aconsejable seguir las siguientes recomendaciones:
-Pestañear
frecuentemente, sobre todo al ver televisión o utilizar el ordenador.
-Usar
gafas de sol, incluso en invierno. Éstos contribuyen a cuidar los ojos del
viento y del contacto con el aire frío.
-Para
quienes asisten a centros de recreación invernales, es fundamental la
aplicación de protector solar en la zona de los párpados, así como el uso de gafas
protectores. Las condiciones climáticas y el sol en la altura pueden generar
cuadros severos de queratitis, que consiste en una lesión en la córnea por una
alteración de la superficie ocular relacionada al ojo seco.
-Los
fármacos aplicados deben ser recetados exclusivamente por un oftalmólogo.
-Consumir
alimentos ricos en Omega-3 como vegetales verdes, semillas y pescados. Estos ayudan a cambiar la secreción de grasa del
cuerpo, como por ejemplo las lágrimas. De esta forma, le entregan una
composición más saludable.
-Reducir
la ingesta de productos que contienen Omega-6 como las margarinas, huevos,
carnes y aceites vegetales.
-Evitar
ambientes con demasiada contaminación o humo de tabaco.
-Evitar
zonas con aire acondicionado o demasiada calefacción.
El
uso de la calefacción durante los meses de invierno, puede ser molesto
para las personas que padecen el síndrome del ojo seco, puesto que
esto se ve agravado debido a la baja humedad y sequedad ambiental generada por
la calefacción.
La
superficie del globo ocular expuesta al
medio ambiente esta naturalmente cubierta por una
película lagrimal, cuya función es conservar la transparencia de las capas
oculares y mantenerlas húmedas y sólo así se puedan formar correctamente
las imágenes, impidiendo la aparición de los defectos refractivos, además
evita la sequedad del ojo al contacto con el aire. Existen
distintas condiciones que alteran esta
película lagrimal como son enfermedades
inmunológicas o el mismo paso de los
años, siendo la contaminación un factor que
favorece la mayor sequedad ocular.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
Comentarios
Publicar un comentario