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niños mejoran su visión tras una terapia con células madre. Un grupo de científicos confirma que es posible tratar
las cataratas con inyecciones de células madre del propio paciente
Para crear órganos humanos,
recuperar el corazón tras un infarto,
regenerar tejidos musculares o tratar trastornos como el Parkinson. Aunque
los resultados con las células madre aún son muy preliminares y sólo bajo el
marco de laboratorio, investigadores de todo el mundo van ampliando
conocimiento y avanzando poco a poco hacia un futuro y esperanzador tratamiento
para un sinfín de enfermedades. En esta ocasión, un grupo de científicos de la
Universidad de California (San Diego, Estados Unidos) ha probado con el
abordaje terapéutico de las cataratas tanto en animales como en 12 bebés
humanos.
A través de las células
madre propias situadas en el interior del cristalino (la lente
natural que se sitúa detrás de la pupila), éste se regeneraba. Con el paso del
tiempo, el cristalino va perdiendo transparencia y esto impide el paso nítido
de la luz a la retina, que es donde se forman las imágenes. De esta manera, el
paciente va perdiendo progresivamente la visión. Pero no siempre el
envejecimiento es la causa. A veces se producen por traumatismos, diabetes,
afecciones oculares, consumo determinados fármacos... Y en ocasiones, las
cataratas son congénitas, aparecen desde el nacimiento. Es el caso de los 12
bebés que relata el estudio que acaba de publicar la revista Nature. Todos tenían menos de 24 meses.
La terapia
actual que se practica en ellos "requiere la extirpación quirúrgica del
cristalino opaco del ojo y sus sustitución por una lente artificial",
expone uno de los autores del trabajo, Kang Zhang, del Instituto para la
Medicina Genómica de la Universidad de California y también del centro médico
West China de la Universidad Sichuan (China). Esta intervención supone
"una gran incisión que podría producir inflamación, prolongar la
recuperación y además destruye muchas células madre procedentes del epitelio,
cuyo papel es importante en la protección de la lente contra la lesión externa".
En la técnica desarrollada por Zhang y sus colegas, el corte para abrir la cápsula (trasparente y elástica) que rodea
al cristalino y extraer el núcleo dañado es menor, por lo que
se conserva mayor cantidad de células madre epiteliales. "En los niños,
esto se puede hacer porque sus cataratas son más blandas y se pueden aspirar,
de forma que no resulta necesario una incisión mayor", puntualiza Adriano
Guarnieri, especialista de la Unidad de Córnea y Superficie Ocular del
departamento de Oftalmología de la Clínica Universidad de Navarra, donde se
está aplicando una técnica de trasplante de células madre adultas del limbo (región
ocular) del ojo sano del paciente para el tratamiento de la pérdida de visión
por insuficiencia límbica.
Una conjunción de tres aspectos logran con éxito la regeneración
del cristalino en el transcurso de cinco meses, tanto en los conejos y macacos
como en los 12 bebés humanos. Por un lado, cuando más joven es el paciente, más
probabilidades existen de regeneración del tejido. Además, la cápsula que
envuelve al cristalino está casi intacta y sobre todo, indican los autores de
este trabajo, el hecho "de preservar
más células epiteliales" (en la superficie anterior de
la corteza, una de las dos zonas principales del interior del cristalino -junto
con el núcelo-). Los resultados de la nueva técnica quirúrgica mínimamente
invasiva "son mejores y con menos complicaciones en comparación con el
tratamiento estándar". Para empezar, "el corte curaba en
aproximadamente un mes y la transparencia del eje visual aumentaba 20 veces
frente a otros pacientes con cataratas pediátricas con tratamiento estándar".
Esto significa que ya se puede ver la retina a través del cristalino.
"Este hallazgo resulta muy interesante. Es un trabajo bien
hecho [se comparan los resultados con los de la cirugía estándar de 25
pacientes] que demuestra la recuperación de la transparencia del cristalino",
subraya el especialista argentino, que lleva más de 10 años trabajando en
España, al comentar esta investigación. No obstante, agrega, "habría que
valorar la recuperación visual del ojo operado, y en conjunto de ambos ojos,
algo fundamental en ese grupo de edad ya que el sistema visual se encuentra en
desarrollo funcional". Como explica este mismo especialista, el ojo del
niño va creciendo hasta aproximadamente los 20 años. Cabe subrayar la ventaja
de no tener que poner una lente intraocular / implante, ya que las estas lentes
implantadas no se pueden compensar con el crecimiento del ojo a esas edades,
salvo que se implante otra lente (otra cirugía); y además, estas lentes
actuales no restauran la capacidad de acomodación del ojo".
Los expertos implicados en la investigación publicada en Nature están buscando ahora ampliar su trabajo para
tratar las cataratas relacionadas con la edad, que es la principal causa de
ceguera en el mundo. Más de 20 millones de estadounidenses tienen cataratas y
se realizan más de cuatro millones de cirugías anualmente para reemplazar el
cristalino opaco con una versión de plástico artificial, denominada lente
intraocular.
Otra investigación que publica también esta semana la revista Nature pone énfasis en las células de
pluripontencialidad inducida (iPS, sus siglas en inglés). Es decir, células
extraídas de cualquier tejido, sea de un niño o un adulto, que se han
modificado genéticamente con
el fin de que se comporten como células madre embrionarias, las que
sólo existen en las fases más tempranas del desarrollo embrionario. Los
problemas que se plantean con este tipo de células "están relacionados con
la seguridad", advierte Adriano Guarnieri, especialista de la Unidad de
Córnea y Superficie Ocular del departamento de Oftalmología de la Clínica
Universidad de Navarra. Por ejemplo, si se pueden formar tumores, si se
producen reacciones inmunes o si existe algún riesgo de convertirse en tipos de
células no deseadas.
Con el objetivo de formar tejidos de las distintas partes que
compone el ojo, como la córnea, la conjuntiva, la úvea, el iris, el cristalino
o la retina, un equipo de expertos de la Universidad de Osaka (Japón) ha creado
en laboratorio células iPS destinadas a ello. Lo han hecho cultivando células epiteliales de la córnea que dan lugar a otras
células madre más específicas de las diferentes partes del ojo.
Posteriormente, se trasplantaron en los ojos de conejos con ceguera inducida
experimentalmente. Por los resultados obtenidos, Nishida y sus colegas sugieren
que su trabajo podría sentar las bases para futuros posibles ensayos clínicos
en humanos con el objetivo de restaurar la función visual.
"Aunque esta investigación es muy básica, experimental,
cuanta más información tengamos de las células madre y la regeneración de
tejidos, mejor", argumenta Charo Touriño, especialista de la Unidad de
Córnea, Superficie Ocular y Trasplante del Instituto Oftalmológico Gómez-Ulla.
Por ejemplo, "si hay células específicas para regenerar el iris, podría
ser muy útil en el futuro para tratar a personas que nacen sin iris
(aniridia)".
Según señala uno de los autores, Kohji Nishida, estudios previos
"han demostrado que tipos específicos de células, tales como los que
constituyen la retina o la córnea, se pueden crear a partir de células madre
pluripotentes". Sin embargo, estos trabajos no representan la complejidad
del desarrollo del ojo en su conjunto. "El ojo es un órgano bastante complejo, con tejidos
altamente especializados, es como una prolongación del sistema nervioso"
Son aportaciones muy interesantes, y nos sentimos orgullosos de que una sea de Navarra, pero "esto va para largo".
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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