Las pistas de nuestras lágrimas: por qué lloramos
En las
palabras del crítico literario William Hazlitt (1788-1830): "Explicar la
naturaleza de la risa y las lágrimas es explicar la condición de la vida
humana; ¡porque de alguna manera está compuesta de estas dos! Es una tragedia o
una comedia, tristeza o alegría, en realidad".
Los
seres humanos somos la única especie viviente que llora por motivos emocionales.
Es el
caso que muchos mamíferos vierten lágrimas, sobre todo en respuesta al dolor o
la irritación del ojo, y que las lágrimas protegen al ojo al mantenerlo húmedo,
pero es una obviedad observada por muchos, incluso Charles Darwin, que los
seres humanos son la única especie viviente que llora por motivos emocionales.
También es el caso de que ver el flujo de lágrimas de los ojos de otras
personas evoca conductas prosociales y que (en general) las personas se sienten
mejor después de llorar. Por consiguiente, debe haber un punto en el Homo sapiens en que las lágrimas se convirtieron en
una forma de expresar el estado mental de quien llora. Esta exaptación, o
cambio en el uso de un rasgo biológicamente adaptado (lágrimas), seguramente se
ha asociado a cambios en los medios sociales y culturales de nuestros ancestros
y a modificaciones en la neuroanatomía del cerebro humano, en comparación con los
primates más cercanos, como los chimpancés .
El llanto
muy a menudo se asocia a sucesos de pérdida, sobre todo duelo, aunque también
experimentamos lágrimas de goce y lágrimas evocadas por las artes, sobre todo
la música y los relatos. Esto es relevante para nuestra comprensión de la
importancia evolutiva y social del llanto.
Ser
consciente de las emociones de otros (a través de las neuronas en espejo)
― que aparecieron en algún momento después del surgimiento de la consciencia, y
casi ciertamente tras el desarrollo de las habilidades lingüísticas ― estuvo
simbolizado por la utilización de palabras deícticas (yo, aquí y ahora), que
entonan individualidad y tal vez sueños. Esto permitió el desarrollo de la
empatía, que es la encarnación de estos sentimientos. Podría ser que la muerte
de un miembro de un grupo social muy unido y la aparición de esta persona en un
sueño, hubiese conducido a la intensificación de las actividades comunales,
como los intentos por encontrar o visitar otro mundo, lo cual, a su vez,
condujo a los relatos, los rituales religiosos y las ideas de la vida después
de la muerte.
Durante
el proceso de la vida, el desarrollo de los músculos faciales permitió una
mucha mayor expresión en el Homo sapiens que en otros primates, y los ojos
experimentaron alteraciones sorprendentes. No hay más que mirar a los ojos de
otro primate viviente y se verá que la esclerótica es oscura. En el ojo humano,
la esclerótica es blanca, de manera que los cambios en el tamaño del iris que
acompañan a las emociones cambiantes son visibles. El psiquiatra Stephen Porges
conecta el surgimiento
de la empatía en los primates con la complejidad creciente del sistema nervioso
autónomo (el cual está relacionado con la sintonía de nuestro estado emocional
momento a momento) y con un aumento en el refinamiento del sistema de
compromiso social, que confiere la capacidad para sentir empatía. La capacidad
para sentir la tristeza de otros fue un factor decisivo en el desarrollo del Homo sapiens y está directamente relacionada con
los cambios neurobiológicos que ocurrieron en el sistema nervioso central
durante el proceso . Investigaciones recientes en el campo de la neurociencia
han revelado que determinados circuitos cerebrales son activados, de manera
rápida e inconsciente, cuando vemos a otra persona con aflicción emocional,
pero los sentimientos prosociales inducidos se intensifican considerablemente
no sólo por la expresión facial, sino también por el derrame de lágrimas.
La principal acción en el llanto es
la inhalación, en la que participa el paladar blando, la laringe y la faringe
(en la risa, es la exhalación). El llanto interrumpe el habla y es por eso que
se nos ahoga la voz cuando lloramos. Esto señala que el llanto emocional
evolucionó antes del lenguaje propositivo, y tal vez explica por qué las
lágrimas comunican estados mentales y sentimientos que suelen ser difíciles de
expresar en palabras. Además, el llanto es una respuesta que tenemos a las
artes. La Dra. Dale Hesdorffer ha estudiado la relación entre el llanto y
diversas formas de arte. En contraste con las artes plásticas (como la
escultura y la pintura), la música y la literatura (novelas) son las artes
que provocan lágrimas; las dos transmiten sucesos en el curso del tiempo con
valencia emocional. La proporción de las personas que lloran cuando escuchan
música o leen una novela fluctúa de 70% a 90% en diferentes culturas (en
cambio, la proporción que llora cuando mira una pintura es de casi un 20%).
Además, la banda de frecuencia que
utilizan las madres para cantar a sus bebés ha acentuado la entonación y el
ritmo, y se corresponde con lo que los compositores tradicionalmente han
utilizado para componer melodías. El feto puede escuchar sonidos antes que pueda
ver. En los bebés, las lágrimas evocan conductas de las madres que calman la
angustia de un lactante, como cantar canciones de cuna.
En suma, nuestro cerebro se modificó
para permitir sentimientos de empatía y compasión. Planteo que el llanto
emocional, como una encarnación de la empatía, desempeña un rol esencial en la
evolución humana y en el desarrollo de la cultura.
Las lágrimas se volvieron más que una
necesidad biológica para lubricar el ojo y se desarrollaron para formar un
código de emoción intensa. Se convirtieron en una señal social con intensas propiedades
de vínculo, útiles cuando nuestros ancestros comenzaron a contemplar la vida en
el contexto de pérdida y muerte. La tragedia (una de las formas de arte
más perdurables, que fue codificada inicialmente por los griegos, pero que
desde entonces se abrió camino hacia el teatro, la ópera y el cine) es una
parte inevitable de la vida humana. Vamos a eventos que implican drama y
pérdida, a menudo motivados por la poesía o la música, y lloramos. El llanto es
un acto singularmente humano. La empatía de la cual nacen las lágrimas fue la
base para el desarrollo de una ética y estética fundada en la compasión. Es, de
hecho, una de las muy escasas actividades que verdaderamente nos distinguen
como humanos.
En verdad que todo lo comentado puede
ser cierto o no; solo detenerme en que nuestras lagrimas además de dichas
especificidades, tienen otras funciones más vitales, y ya lo notamos cuando nos
faltan o pierden sus cualidades.
OFTALMÓLOGO ESTEPONA
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