La neuroprotección de los polifenoles existentes en las plantas siempre ha sido un tema conflictivo ( con frecuencia ha habido intereses secundarios paramédicos ) .
La scutellaria baicalensis, la veitchii peonía y la suffruticosa peonía han sido ampliamente estudiados en los últimos 10 años y muestran una multi-funciónalidad no despreciable. Ellos son neuroprotectores, antioxidantes, agentes anti-inflamatorios y antitrombicos, así como inhibidores de la vasoconstricción y el péptido-amiloide (Aß) productos de limpieza por medio de sus polifenoles: baicalina, baicalein, wogonina (en escutelaria), y paeonol, paeonoside, paeoniflorin (PF) y 1, 2, 3, 4, 6-Penta-O-galoil-beta-D-glucosa (PGG) (en paeonia veitchii y suffruticosa peonía).
Otras cuatro plantas medicinales: tabas, wallichii Ligusticum, Angelica sinensis y Carthamus tinctorius (azafrán) han sido los principales medicamentos para tratar la isquemia durante cientos de años en China, Corea y Japón.
Nuestros estudios experimentales, según el autor, recientemente han demostrado la eficacia neuroprotectora de la combinación de estas fitomedicinas en el infarto cerebral y la mitigación de isquemia global, así como la prevención de la isquemia después de la neurodegeneración.
Debido a sus múltiples funciones, incluyendo la mejora de la circulación sanguínea cerebral, tienen el potencial de aliviar los síntomas de las enfermedades degenerativas, la enfermedad de Alzheimer (EA) y la enfermedad de Parkinson (EP).
A discusión queda el valorar la eficacia y eficiencia (morbilidad ) de estas sustancias. La industria farmaceútica está ahí, y no se dejará “coger terreno”. A mi entender, en estos años de ver y estudiar procesos isquémicos-degenerativos en la retina de mis pacientes, son válidas ambas opciones, si bien en algunos procesos me inclino por la medicina “natural”. Lejos de mi, suscitar conflictos; pero los oftalmólogos vemos mejor que otros especialistas como evolucionan estas patologías.
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