Entre el 5% y 10% de los preescolares y el 25% de los escolares tiene problemas visuales (ambliopía y ‘ojo vago’, miopía, hipermetropía, estrabismo, etcétera) debidos al esfuerzo al que someten sus ojos a lo largo del día.
Hay que estar alerta de los peligros que conlleva el sobreesfuerzo visual que realizan los niños en la actualidad. Y es que, con el inicio del curso, los ojos de los escolares están a pleno rendimiento: a las horas lectivas se suman determinadas actividades extraescolares, como los deberes, y, posteriormente, los menores tienen como actividades de ocio la consola, el ordenador, la televisión o la lectura.
El llamado ‘ojo vago’ o ambliopía es la patología más frecuente de baja agudeza visual en niños y jóvenes, y es 10 veces más frecuente que cualquier traumatismo o enfermedad ocular. Ambliopía es un término que deriva del griego y quiere decir visión vaga, de ahí lo de ‘ojo vago’, y consiste en la disminución de la agudeza visual sin que existan alteraciones orgánicas o patológicas que la justifiquen.
“La mayoría de las ambliopías pueden ser tratadas con éxito durante la primera infancia, es decir hasta los 9 o 10 años de vida. Para ello, ha de detectarse en las etapas precoces de la vida, ya que es cuando se está desarrollando el sistema sensorial y el motor visual. Si no se tratan en esta época, posteriormente ya no habrá ningún tipo de tratamiento que sea efectivo. Eso es debido a que un ojo que no aprendió a ver desde un principio, a partir de los 10 años ya se le han terminado las posibilidades de aprender; será ya un ojo vago para toda la vida”. Por este motivo, es tan importante la detección precoz ya que es la única forma de que el tratamiento sea un éxito.
Apuntamos que “en muchas ocasiones los niños no se quejan de los problemas de visión, por lo que resulta complicado detectarlos; por ello es importante llevar a cabo revisiones visuales y evaluar también la capacidad de comprensión". Lo recomendable es acudir a la consulta del oftalmólogo al menos una vez al año y preferiblemente en el inicio del curso escolar.
Hay signos que nos hacen pensar que el niño tiene problemas de visión como fruncir el ceño, guiñar los ojos o girar la cabeza y el cuello para mirar de lejos o de cerca. También deben fijarse si al niño se le irritan los ojos cuando escribe o lee, le escuecen y se frota los párpados con frecuencia, si se queja habitualmente de dolores de cabeza o tropieza con facilidad, consecuencia de la deficiencia en la sensación de profundidad.
Los hijos de padres con problemas visuales son los pacientes con mayor riesgo, por ello en este caso se debe prestar una mayor atención.
En la lucha para la prevención de las enfermedades oculares deben estar involucrados los médicos en general, pediatras, docentes y padres, con el fin de generalizar el conocimiento de su existencia y la posibilidad de su prevención. Desde la CLINICA OCULAR ESTEPONA, y tras 2 campañas para la deteccion de la ambliopia u ojo vago en la zona, disponemos de suficiente experiencia y acierto para poner los medios aptos y certeros.
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