Más de cuatro millones de personas conviven con la diabetes en España, cifra que representa aproximadamente el doce por ciento de la población. Estas personas presentan un mayor riesgo de perder uno de los sentidos más preciados: la visión. Se estima que el riesgo de ceguera en el diabético es 25 veces mayor que el de la población general. Hacer un especial llamamiento para que las personas con diabetes se conciencien de lo imprescindible que son las revisiones periódicas, ya que la detección y el tratamiento tempranos pueden limitar la posibilidad de pérdida de visión.
Pero las revisiones periódicas no solo son útiles para detectar las complicaciones oculares de la diabetes, sino que, además, pueden ser claves para detectar la propia diabetes. En ocasiones, los primeros signos de diabetes se descubren durante un examen ocular rutinario.
La diabetes se asocia con un grupo de problemas oculares que pueden derivar en pérdida de visión o, incluso, ceguera. En concreto, las personas con diabetes presentan un mayor riesgo de:
- Retinopatía diabética, que es el daño a la retina, la capa más interna del ojo, causado por un inadecuado control de la glucosa durante un periodo prolongado. Aunque la mayoría de las personas con diabetes tipo 1 y muchos pacientes con diabetes tipo 2 experimentarán finalmente algún grado de retinopatía, el diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden detener la pérdida de visión. Las personas que sufren retinopatía diabética no suelen notar cambios visuales drásticos, especialmente al inicio de su enfermedad, cuando puede ser tratable, lo que pone de manifiesto la utilidad de las revisiones periódicas.
- Cataratas, un oscurecimiento del cristalino que bloquea o cambia el modo en que la luz alcanza el ojo.
- Glaucoma, que es un incremento de la presión del fluido en el interior del ojo que provoca daños en el nervio óptico y pérdida de visión. Los diabéticos presentan el doble de riesgo de padecer glaucoma que el resto de las personas.
- Edema macular, una acumulación de líquido en la zona más sensible de la retina que causa visión borrosa en la parte central o lateral del campo visual.
- Desprendimiento de la retina, una de las causas más comunes de ceguera en la diabetes, que tiene lugar cuando los vasos sanguíneos separan la retina de la parte posterior del ojo.
Además de estas complicaciones, en las personas con diabetes, las fluctuaciones en los niveles de glucemia provocan cambios refractivos, que se traducen en aumentos o disminuciones de la agudeza visual. Ante un episodio de hiperglucemia, el cristalino experimenta variaciones que desembocan en miopía, con lo que el paciente tendrá dificultades para ver de lejos. Al controlar rápidamente la glucemia, se produce justo el efecto contrario.
Todos estos cambios son transitorios hasta que se alcanza la estabilización de la glucemia. Tanto es así que los cambios refractivos continuos pueden ser una señal de que la persona padece diabetes, mientras que en los pacientes ya diagnosticados a menudo reflejan un descontrol metabólico.
Para detectar a tiempo las posibles complicaciones oculares de las personas con diabetes, conviene realizar revisiones oculares atendiendo a la etapa vital:
- Entre los diez y los 29 años, se debe realizar un examen completo, como mínimo, entre los tres y los cinco años posteriores al diagnóstico de la diabetes y, luego, una vez al año.
- Los mayores de treinta años deben acudir al especialista en el momento del diagnóstico de la diabetes y, posteriormente, una vez al año.
- Las embarazadas en estado pre-diabético deben someterse a una revisión ocular antes de quedarse embarazadas y durante el primer trimestre de gestación.
- Las personas diabéticas con complicaciones oculares deben examinarse con mayor frecuencia.
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